Todo sobre escoliosis...

¿Qué hay que saber sobre la escoliosis?

La escoliosis es una alteración de la posición corporal producida por la deformación lateral de la columna vertebral y caracterizada por una torsión de determinadas vértebras. A menudo, esta anomalía se descubre por casualidad. Normalmente por observación porque al comienzo no produce molestias y son, sobre todo, los padres de los niños afectados los primeros en detectar la escoliosis.

La escoliosis puede deberse a varias causas. Entre los posibles causantes están desde malformaciones congénitas hasta lesiones musculares o de nervios producidas por accidentes, así como determinadas enfermedades. Aproximadamente, en el 90% de los casos, la causa desencadenante de una escoliosis es desconocida. La denominada escoliosis idiopática es determinante en el caso de niños y adolescentes.

Esto es así porque los niños no la notan al no sentir dolor. Aunque ya un bebé puede tener la columna vertebral torcida, lo habitual es que aparezca más adelante, entre los diez y los doce años. Al principio, no suelen tener dolores y esto suele mantenerse así hasta mediados o finales de la treintena, es decir, sin sintomatía alguna. Sin embargo, con el paso de los años, la columna vertebral permanentemente torcida se arquea cada vez más. Por eso, una escoliosis no tratada puede provocar importantes molestias a la persona según avanza en edad. La consecuencia eventual de esta situación es un acortamiento del tronco, lo cual provoca trastornos en los órganos internos, como el corazón, pulmón, hígado, estómago e intestino.

Normalmente, la escoliosis puede diagnosticarse gracias a una exploración física y una radiografía. Esta prueba ofrece información sobre el alcance de la desviación de la columna vertebral. El tratamiento de la escoliosis se determina según la causa y el grado de la deformación, así como por la edad del paciente. En una escoliosis inicial son especialmente importantes determinados ejercicios fisioterapéuticos y después el tratamiento requerirá el uso de un corsé. En el caso de una escoliosis severa, es necesario realizar una operación para corregir la columna vertebral torcida y volver a estabilizarla en su nueva y correcta forma. Si el tratamiento se inicia de forma precoz las probabilidades de una curación son, en la mayoría de los casos, buenas.

La escoliosis es por definición una mala posición de la columna vertebral, en la cual esta se presenta curvada hacia un lado (del griego skolios, torcido). No se trata de una enfermedad en sí, sino de un síntoma que puede desencadenarse por muy diversos factores. Dado que la escoliosis suele aparecer principalmente durante la fase del crecimiento, está considerada como una deformidad del crecimiento. Se pueden diferenciar dos formas de escoliosis:

Escoliosis estructural: la columna vertebral se presenta permanentemente desviada a un lado y las vértebras individuales están torcidas (torsión).
Escoliosis funcional (o no estructural): al contrario que en la escoliosis estructural, aquí la columna vertebral solo está desviada pasajeramente a un lado y se puede corregir tomando medidas tanto activas como pasivas.

La escoliosis puede clasificarse en diversos tipos según sea la evolución de la desviación en las diferentes zonas de la columna vertebral:




  1. Escoliosis torácica: es el punto de inflexión de la curvatura principal en la zona de la columna vertebral torácica (CVT).
  2. Escoliosis lumbar: es el punto de inflexión de la curvatura principal en la zona de la columna vertebral lumbar (CVL).
  3. Escoliosis toracolumbar: es el punto de inflexión en la zona del paso entre la columna vertebral torácica y la lumbar.
  4. Escoliosis torácica y lumbar: son los puntos de inflexión en la zona de la columna vertebral torácica y lumbar.
Además, una escoliosis puede caracterizarse por una curvatura de la columna vertebral que puede transcurrir en diferentes direcciones:
Escoliosis convexa izquierda: la columna vertebral está torcida hacia la izquierda.
Escoliosis convexa derecha: la columna vertebral está torcida hacia la derecha.

Asimismo, la denominada escoliosis idiopática, que surge sin causas conocidas, puede clasificarse según el momento de su aparición en:
Escoliosis idiopática infantil, típica en niños pequeños de hasta tres años.
Escoliosis idiopática juvenil, aparece en niños de entre cuatro y diez años.
Escoliosis idiopática adolescente (o escoliosis en adolescentes) que se desarrolla a partir de los once años de edad.

Incidencia

En la fase de crecimiento, en el 90% de los casos la escoliosis no tiene una causa determinante (escoliosis idiopática). Nueve de cada diez afectados son niños o adolescentes de al menos once años. Esta alteración de la columna vertebral afecta entre 4 y 7 veces más a las niñas que a los niños. La mayoría de las escoliosis idiopáticas se concentran en la zona del tórax (escoliosis torácica) y muestran una curvatura hacia la derecha (convexo derecha). En España, existen en total unos 900.000 pacientes que padecen escoliosis.


Causas

En el 70 al 80% de los casos de escoliosis no se pueden determinar las causas originarias de la patología. El 20 al 30% de los pacientes han desencadenado la patología por enfermedades óseas y musculares o por trastornos de las funciones de los nervios.

Las causas que subyacen a una escoliosis idiopática son desconocidas (del griego idios, propio y patos, dolencia; idiopático, dolencia propia originada sin causa conocida). Los desencadenantes pueden ser muy variados y pueden estar relacionados con factores hereditarios, neurológicos, modificaciones del tejido conjuntivo, disminución de la densidad ósea o trastornos metabólicos.


Dado que la escoliosis idiopática suele aparecer, principalmente, durante la fase del crecimiento de la columna vertebral, está considerada como una deformidad del crecimiento. La escoliosis idiopática se desarrolla porque las vértebras crecen más lentamente en una dirección que en la otra. Este crecimiento defectuoso de una o varias vértebras causa una curvatura (torsión) que a su vez provoca la torcedura (rotación) de toda la columna vertebral. El resultado es que la columna vertebral se desvía hacia la derecha o izquierda.

Contrariamente a la escoliosis idiopática, cuyas causas son desconocidas, las demás formas que originan una desviación de la columna vertebral sí se conocen. Los desencadenantes más comunes de la escoliosis son los siguientes:

Malformaciones congénitas: las malformaciones congénitas de la columna pueden causar una escoliosis por malformación u osteopática.

Daños en las funciones de los nervios: es el caso de la escoliosis neuropática, cuyas causas pueden ser, por ejemplo, una siringomelia, parálisis cerebral infantil y poliomielitis.

Enfermedades musculares: una escoliosis miopática puede aparecer dentro del marco de una distrofia muscular como la de Duchenne, por ejemplo.

Enfermedades sistémicas: las enfermedades que afectan a un sistema orgánico o a todo el cuerpo también pueden originar una escoliosis. Así, por ejemplo, puede aparecer una escoliosis en una neurofibromatosis o en el caso de una osteogénesis imperfecta (huesos de cristal.

Tratamientos médicos: una escoliosis también puede desarrollarse como consecuencia de un tratamiento radiológico de la columna vertebral (la denominada escoliosis radiogénica).

Estática dañada: una escoliosis por estática tiene su origen en piernas de diferente longitud, es decir, en una pelvis descompensada.

Estas causas representan, aproximadamente, el 10% de los motivos subyacentes a una escoliosis. Otras formas de escoliosis son bastante infrecuentes.

Síntomas

Los síntomas característicos de una escoliosis se deben a la desviación de la columna vertebral. Su alcance depende de la gravedad de dicha desviación y del tiempo que el paciente lleva padeciendo la escoliosis.

En los lactantes, el síntoma indicativo de la escoliosis, también denominada síndrome de posición oblicua, es la postura torcida que adquire el bebé. Esta postura viene condicionada por una columna vertebral desviada en “c” en la zona torácica y lumbar. En la mayoría de los casos, la articulación de la cadera está girada hacia atrás (posición de aducción). Además, el bebé mantiene el cuello torcido.

Sin embargo, lo habitual es que la escoliosis aparezca a edades comprendidas entre los 10 y los 12 años de edad. Los niños afectados no suelen tener dolores. Aparte de las posturas corporales alteradas, lo normal es que el paciente no manifieste síntomas hasta que alcance los 30 años de edad. Con esta edad comienzan a manifestarse molestias en la zona desviada, generalmente producidas por permanecer durante mucho tiempo sentado o de pie.


Debido a esta permanente desviación de la columna vertebral, esta comienza desgastarse (degeneración) de manera que las molestias asociadas a la escoliosis aumentan con el tiempo. Si no se trata adecuadamente según avanza la edad del paciente aparecen síntomas graves provocados por el permanente acortamiento del torso, que pueden desencadenar en una disminución de las funciones del corazón y los pulmones.

Diagnóstico

En la mayoría de los casos de escoliosis, el diagnóstico suele realizarse entra los diez y los doce años de edad. Los niños afectados suelen acudir al médico porque los padres han detectado una posición desviada de la columna.

En caso de sospecha de escoliosis, lo primero que el médico realiza es una serie de preguntas, seguida de la exploración física. El historial del paciente no es solo importante para el diagnóstico de la escoliosis, sino también para hallar las posibles causas desencadenantes.

En la exploración física, el facultativo examina el trayecto de las columna vertebral (y, con ello, la desviación) de la mano de la denominada apófisis espinosa palpando debajo de la piel. Así en el caso de que exista una desviación lateral de la columna se puede determinar fácilmente. Como la mayoría de las escoliosis idiopáticas se concentran en la zona del tórax (escoliosis torácica), para realizar el diagnóstico se aplica la denominada prueba de Adams o test de Adams (inclinar la cintura). En ella, basta con agacharse hacia delante, sacando las costillas afuera y formando una giba. El médico puede diagnosticar una escoliosis en la parte superior del pecho si observa que los hombros no están a la misma altura. Si la escoliosis está en la zona lumbar, los dos triángulos que se forman entre la cintura y los brazos colgando lateralmente a lo largo del torso (triángulo del talle) serán diferentes y se observará una protuberancia lumbar en un costado.


Una radiografía a dos niveles servirá para determinar y calibrar la forma y el alcance de la escoliosis. El médico podrá determinar la gravedad de la desviación de la columna vertebral con un método especial de medición del ángulo. Además, en edad infantil es importante realizar una radiografía de los huesos de la mano, ya que ayudará a diagnosticar la edad del esqueleto y realizar el pronóstico de crecimiento previsible del paciente.

Tratamiento

En el caso de una escoliosis, el tratamiento puede abarcar diversos tratamientos, tanto conservadores como quirúrgicos. Según sea la causa y el alcance de la desviación de la columna vertebral y la edad del paciente, así se determinará el tratamiento en cada caso individual.


La escoliosis en lactantes puede resolverse en muchos casos colocando al bebé boca abajo y realizando con él diversos ejercicios fisioterapéuticos con regularidad. El objetivo de este tratamiento es desviar el movimiento al que el bebé se ha acostumbrado para corregir la postura errónea. En el caso de niños más mayores, jóvenes y adultos, el tratamiento suele realizarse a tres niveles.

Escoliosis leve

Si la escoliosis está en fase inicial y es ligera, con una desviación de la columna vertebral poco pronunciada, el tratamiento se basa en ejercicios fisioterapéuticos (fisioterapia). Un paciente con escoliosis leve puede fortalecer la musculatura con ejercicios físicos desarrollando de esta manera una postura corporal y unos movimientos rectos y simétricos. En este caso de escoliosis leve, también pueden ayudar los métodos de electroestimulación y los neurofisiológicos para estimular determinados grupos de músculos. El objetivo es corregir todo lo posible la incorrecta posición de la columna vertebral.

Escoliosis media

Una escoliosis de gravedad media avanzada requiere complementar los ejercicios fisioterapéuticos con la utilización de un corsé. En el caso de niños con escoliosis, resulta ser una medida algo pesada porque el corsé debe llevarse continuamente hasta el final de la etapa del crecimiento durante 23 horas al día si se quieren obtener buenos resultados. Más adelante se puede ir reduciendo progresivamente el tiempo para ir desacostumbrándole poco a poco a no llevar el corsé.

El corsé de tratamiento de una escoliosis mediana fija las correas en los hombros y la cadera impidiendo la torsión y corrige la desviación de la columna vertebral de forma pasiva a través de diversas zonas de presión y relajación. La posición corregida predeterminada influye en el crecimiento a posteriori de la columna vertebral, lo que impide que la desviación avance. El tratamiento con corsé solo puede mejorar el nivel de gravedad determinado en el momento del diagnóstico si se acompaña al mismo tiempo con ejercicios fisioterapéuticos regulares.

Escoliosis grave

Una escoliosis grave, con una desviación muy marcada, suele requerir una operación quirúrgica como tratamiento. La operación se realiza entre los diez y los doce años de edad.

Para obtener buenos resultados y poder corregir lo máximo posible una escoliosis grave con una operación se utilizan métodos de tracción preparatorios (del latín tractio, tracción, fuerza de tiro). La forma más efectiva del tratamiento preparatorio es la tracción de halo-gravedad. Este tratamiento consiste en estirar la columna vertebral desviada por medio de un anillo de metal colocado en el cráneo para ejercer fuerza de tracción y relajar la musculatura circundante. Este tratamiento se realiza durante las tres o cuatro semanas anteriores a la intervención quirúrgica.


La operación de la escoliosis grave en sí sirve para corregir la desviación de la columna vertebral y estabilizarla en su nueva postura anatómica. Para ello, es necesario reforzar determinadas secciones de la columna vertebral (espondilólisis) con el fin de permitir una completa resistencia futura. Este anquilosamiento que lleva consigo una disminución de la movilidad no suele suponer una gran limitación para los afectados. En la mayoría de los casos, las probabilidades de éxito de curación de una escoliosis a través de la operación y de los ejercicios fisioterapéuticos (fisioterapia) subsiguientes de rehabilitación son buenas.





Pronóstico

El pronóstico y la evolución de una escoliosis dependen en gran medida de la causa que ha provocado la desviación de la columna vertebral, la edad del paciente y el momento en el que se ha realizado el diagnóstico:

Escoliosis en lactantes: este tipo de escoliosis es congénita o aparece durante el primer año de vida. En un 80% de los casos, suelen desaparecer sin complicaciones para el paciente.
Escoliosis infantil: aparecen entre los dos y los tres años de vida. Este tipo de escoliosis afecta, en mayor medida, a los varones. Suele mostrar una evolución poco favorable.
Escoliosis juvenil: aparecen entre el cuarto año de vida y la pubertad. Su pronóstico de cura mejora según avanza la edad del niño.
Escoliosis adolescente: se desarrolla en la pubertad y tiene un pronóstico de cura favorable.
Cuanto más tiempo siga desarrollándose la columna vertebral, antes es posible corregir y actuar contra la evolución de la escoliosis. Por eso, en el caso de los bebés, la escoliosis suele tener un buen pronóstico y a menudo es posible curarla simplemente colocando al niño boca abajo y realizando con él ejercicios fisioterapéuticos. También en el caso de una escoliosis idiopática, es decir, sin causa conocida, es posible una eficaz corrección de la columna en edad infantil y juvenil si se detecta a tiempo y se trata de manera consecuente. Cuanto más tarde se diagnostique la escoliosis más difícil y pesadas resultan las medidas de tratamiento. Un control regular durante el tiempo que dure el tratamiento, sobre todo en los períodos de rápido crecimiento y en la pubertad, es absolutamente decisorio para la evolución de la enfermedad.

Complicaciones

En caso de una evolución de años, la escoliosis puede estar unida a diversas complicaciones: si la columna vertebral mantiene una posición errónea permanentemente, aparecen desgastes prematuros en la misma, en los discos intervertebrales y las vértebras, lo que suele causar grandes dolores. Una de las posibles consecuencias de la escoliosis puede ser una hernia discal, así como un anquilosamiento progresivo de la columna vertebral. Esta desviación permanente de la posición de la columna vertebral también puede terminar afectando a otras articulaciones, como las de la cadera y rodilla.


En casos muy acusados, la torsión característica de la columna provocada por la escoliosis y el subsiguiente acortamiento del torso, pueden dar lugar a complicaciones en la zona del pecho y el estómago, lo cual puede provocar que estas zonas se hagan más pequeñas, lo que limitaría la función de diversos órganos internos, como el del corazón, los pulmones, los riñones, el estómago y el intestino. Una escoliosis grave puede dar lugar, debido a una severa limitación de la función muy peligrosa, a una insuficiencia cardíaca (derecha).

Prevención

No existen medidas que ayuden a prevenir una escoliosis, ya que en la mayoría de los casos las causas que originan una desviación de la columna vertebral se desconocen.

Sin embargo, se puede evitar una evolución desfavorable de la enfermedad con un diagnóstico precoz. Cuanto antes se detecte una desviación de la columna vertebral, menos pesadas y agotadoras serán las medidas necesarias para el tratamiento de la escoliosis y mayores serán las probabilidades de éxito de curación. Además, con una detección a tiempo, también puede evitarse la necesidad de intervenir quirúrgicamente.

Por eso,es importante comprobar regularmente la postura de los hijos con una sencilla prueba de flexión de la cintura: incline al niño desnudo de cintura para arriba con los brazos colgando laxos por delante, y observe si la columna vertebral discurre en línea recta y si ve un bulto a ambos lados de las costillas. Si sospecha alguna irregularidad, lleve al niño al ortopedista.


Si a causa de otra enfermedad existiera un alto riesgo de formación de escoliosis, es recomendable visitar al ortopedista para que realice comprobaciones regulares de la posición de la columna vertebral. Además, en el caso de determinadas enfermedades, es importante llevar a cabo medidas preventivas especiales. Así, se recomienda que en caso de observar una diferencia entre la longitud de ambas piernas se coloquen plantillas ortopédicas que equilibren la altura, así como fortalecer la musculatura de la espalda con el adecuado tratamiento de fisioterapia.


Fuente principal: Onmeda

Lecciones de cirugía ortopédica y traumatología; L. Ferrández Portal; 2005; Elsevier.
Ortopedia y Traumatología; Fernando S. Silberman, Oscar Varona; 2ª ed. 2003; Panamericana.
Compendio de Traumatología y Ortopedia; A. J. Ramos Vertiz; Atlante Argentina.
Onmeda International


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