29 de abril de 2016

El comienzo de "Mi vida con Escoliosis"

!NO HAY NADA QUE HACER¡

Todos en algún momento de nuestras vidas tememos llegar a escuchar esas palabras, ya sea relacionado con un familiar, un amigo o conocido. Pero nunca pensamos que pudiera ser algo que nos dijeran a nosotros hasta que la vida nos da la lección.

Después de llevar la escoliosis por 29 años sin tratamiento alguno, decidí enfrentar "la realidad" y acudí a un especialista por un diagnóstico, con la esperanza de una operación que pudiera ayudar. Estaba mentalmente preparada para lo que fuera, o eso creía. Recuerdo haber acudido a realizarme las placas y estudios requeridos con una sonrisa que en fondo sentí no era mía, sino de la valentía que intentaba vencer el miedo a lo que  resultara.


El día de diagnostico con el especialista, solo duré dentro del consultorio algunos minutos, los más largos y lentos de mi vida. Fue como estar en un cuarto oscuro donde una lámpara reflejaba al médico mientras hablaba en cámara lenta. En mi cabeza solo se repetía la frase: "No hay nada que hacer" y dentro de mi se mantenía una lucha emocional por seguir fingiendo una sonrisa.

Cuando llegue a casa, después de llorar toda una noche. Recordé todo lo que el médico había dicho, mencionó que la operación era riesgosa, mi vida podría estar en peligro y comprendí que él no se quería arriesgar. Yo estaba dispuesta a jugarme el todo por el todo y no me iba a quedar sólo con esa opinión. Inmediatamente comencé a buscar especialistas extranjeros, intentando obtener una segunda opinión de algún médico con más experiencia.

El destino me llevó a contactar un especialista de Ukrania, que ha pasado gran parte de sus años estudiando la columna y ha escrito libros sobre la escoliosis.  Le envíe mis placas y el Dr. Valentyn Serdyuk tardó casi un año en darme respuesta. Un mensaje corto pero definitivo.

"After investigation of your X-ray pictures I want to tell you that there is no way for a conservative treatment of such a pathology. Only surgery may help, but I am afraid that you will not find such a surgeon. Such a surgical intrusion is extremely dangerous and is life risky".

De nuevo pero esta vez de un especialista con más experiencia, tal como lo buscaba, obtuve el mismo resultado. En resumen, había obtenido un "NO HAY NADA QUE HACER".

Pero no!!! Claro que hay mucho que hacer... Me costó muchas noches de llanto y desvelos para comprenderlo. Antes vivía pensando, "Si me pudiera operar", "Si mi cuerpo pudiera ser derecho", "Si no tuviera escoliosis", "Si hubiera un tratamiento que me permitiera enderezar mi columna". Todo en mi vida era si hubiera, si fuera, si pudiera... Me limitaba a mi condición de escoliosis, de sentirme señalada, de pensar que nadie podría elegirme porque una vida en futuro conmigo sería un futuro complicado declarado.

Quizá los especialistas estaban en lo cierto y no había nada más que hacer médicamente. Pero se equivocaban respecto a la vida. Gracias a sus diagnósticos pude comprender que no habrá una cirugía, tratamiento o solución médica para desaparecer mi escoliosis, entonces, por qué seguir perdiendo mi tiempo en algo que médicamente no va a llegar?

Hoy doy gracias a Dios por haberme quitado esa venda enorme de los ojos y por haber puesto en mi camino a esos especialistas que serían el medio para hacerlo. Gracias a eso, descubrí que en la vida hay mucho más en que ocuparme que por no tener escoliosis. La vida es muy corta y no nos damos cuenta de eso, de que cada segundo es importante, de que si vamos por la vida con la mente llena de preocupaciones, miedos e inseguridades, nos olvidamos de ver que tanto brilla el sol, cuánto alumbra la luna cuando llega la noche, como destellan las estrellas en señal de sonrisa y agradecimiento porque las admiramos.

Todos tenemos a nuestro lado alguien que esté dispuesto a jugársela por nosotros sin importar como pudiera ser el futuro, pero eso, nuestro miedo no nos deja verlo. Nuestra vida está llena de señales enviadas por Dios para demostrarnos que la vida es más que una condición física y cada día en el mundo hay más personas que nos demuestran lo mismo. El problema con nosotros, en realidad radica en que observamos con la razón y no con el corazón.

No sé cómo vaya a ser mi futuro o mi final, no sé cuánto tiempo pasará para que pierda la movilidad como el especialista dijo. Hoy, lo único que sé, es que deseo disfrutar cada segundo como si fueran horas, liberarme de mis miedos y siempre sonreirle a la vida, al mundo, a lo Dios creó para nosotros. No hay distancias ni límites, 

¿si el corazón puede cruzar océanos por amor porque la mente no puede cruzar sus miedos por la vida?

Amigos, el límite solo Dios lo conoce, no permitan que sus mentes los engañen creyendo que hay cosas imposibles. Dios nos hizo a imagen y semejanza con él y para él, no hay imposibles.

Nunca dejen de luchar y demostrar el mundo que la verdadera fortaleza está en el interior, y no en una columna vertebral. Por mi parte... 

Yo, aquí comienzo de nuevo!


Km 0, Puerta del Sol, Madrid España. Es el punto desde el que se empiezan a contar los kilómetros de las carreteras radiales españolas.
PD: Cada final, siempre es un nuevo comienzo.

Redactado por: B. Rodríguez




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